
Noche de paz, noche de amor.
¿Estás cantando en tu cabeza? Igual se queda contigo la melodía el resto del año y así te acuerdas de mí 🙂 o bueno, de lo importante, que es el mensaje que te quiero transmitir. Se nos olvida que la Nochebuena debería ser una noche de paz y amor. De alegría e ilusión también, por supuesto. Pero, sobre todo, de paz y amor.
No sé cómo sea tu familia o con quién pases estas fiestas si, como yo, vives lejos de ellos. A mi familia hace décadas los bauticé como los chistmas freaks. Nos juntamos a cenar y al día siguiente para el famoso recalentado, desde que tengo memoria, con las hermanas de mi papá y todos mis primos. Si antes éramos 20, ahora eso se ha duplicado y casi triplicado porque todos hemos tenido hijos y la mayoría más de uno. Algunos sobrinos ya también llevan a su pareja. Ley de vida. Y de un contrato prenupcial tácito que indica que las navidades se pasan con los Villanueva. Such is life in the tropics, diría mi papá.

En mi familia la Navidad es a tope ¡hasta para las mascotas!
Súmenle a la cantidad de personas, el hecho de que la emoción por la Navidad es tal que hay posada, villancicos, juegos, bailes, foto con Santa Claus… Si te descuidas te clavan cantos y danzas regionales. ¡Una locura! Para alguien más introvertido como yo, puede ser un desafío sobrevivir DOS días semejante sobreestimulación.
Aunque confieso que echo mucho de menos las Navidades en México y las reuniones familiares en general, fue en España, con la distancia, donde aprendí a apreciar la importancia de tener una noche de paz en Navidad.
Navidad es algo más que regalos y fiestas.
Entiéndeme, me encantan los regalos. Recibirlos y darlos. Soy de las que se lo piensan bien intentando dar con el regalo ideal para las personas que quiero. Me curro hasta el envoltorio. Ni que decir de las fiestas, sobre todo si hay baile y, en mi familia siempre hay baile. Yo creo que, salvo que seas más raro que un perro verde, a todos nos gustan laos festejos y los regalos. Podemos diferir en cuanto a preferencias en el tipo de convivio u obsequios, pero una buena celebración es siempre bienvenida. La de Navidad es algo más, conviene recordar lo que significa.

Navidad es más que regalos y fiestas, ¿para ti qué significa realmente?
Llevamos unos años en los que salimos de guatemala para entrar en guatepeor. Cuando parecía que todo comenzaba a remontar llegó la pandemia. Tras meses de duros confinamientos, las esperanzas de abrazarnos aquellas navidades se vieron coartadas, salvo con el núcleo más cercano. Creíamos que tanto sacrificio podía valer la pena, que aprenderíamos a ser mejores humanos… y entonces llegó la guerra. Con todo ello crisis, económicas y sociales, y otro tipo de restricciones. Es normal que queramos divertirnos.
Una noche de paz en Navidad puede ser lo último que apetezca. Para varios, como los míos, será la primera en años que vuelvan a reunirse con los suyos. Hay euforia y es genial que así sea. ¿Si te digo que te deseo una noche de paz, cómo imaginas esa fiesta? La paz no tiene por que ser sinónimo de falta de emoción.
Igual tu situación es la inversa. Estar solo en Navidad puede ser muy duro. Incluso si no crees en Dios, formas parte de otra religión o, por la razón que sea, no te molan estas Fiestas. Saber que tus amigos estarán esos días reunidos con sus familias en una celebración especial, intercambiando regalos y rodeados de amor, es difícil de encajar cuando no tienes tú también con quien compartir. Si es tu caso, te abrazo fuerte.
Tener una Noche de paz en Navidad va más allá de llevar la fiesta en paz.
Hace unos años pasé Navidad sola. Mis hijas no estaban en Madrid, yo no podía viajar a México y aunque estaba invitada a varias casas de amigos, la verdad es que me apetecía mucho vivir una verdadera noche de paz. Hice una cena especial para mí, mantel largo, velas y toda la pesca. Y luego pasé la Nochebuena meditando lo que verdaderamente significaba esa fecha. En cierta forma creo que fue la primera Navidad de verdad que viví.
Doy gracias de poder pasarla con mi familia, sean todos en México o petit comité en Madrid. Sin embargo, aquella Navidad quedará para siempre en mi recuerdo como una de las más especiales. Tuve que pelear con amigos que insistían en que fuera a sus casas porque nadie debe pasar Navidad solo. Es curioso, porque varias personas me dicen que, en el fondo, también preferirían saltarse las fiestas familiares y tener una noche de paz en Navidad.

Lo que hace especial la Navidad es saber que nunca estamos solos si abrimos el corazón.
Muchos van a las cenas y comidas navideñas pensando en que tendrán que soportar a los suegros, aguantar al cuñado pesado y la prima criticona. Parece que hay que ponerse un disfraz. Para más de uno supone un esfuerzo brutal el aguantar el tipo y mantener la compostura. Fingir que todos te caen bien o que no existen rencores es agotador cuando la realidad es otra. Aparentar felicidad cuando te sientes triste puede ser contraproducente.
En un año en el que el telón de fondo continúa siendo la guerra, por los que no tendrán una noche de Paz, vivamos como se merece la nuestra.
Es necesario ir más allá de pensar en llevar la fiesta en paz: requiere hacer las paces, al menos con nosotros mismos.
¿A quién necesitas perdonar para cerrar el año en paz?
Si quieres tener una noche de paz en Navidad necesitas perdonar.
Lo que se busca estos días si celebras la Navidad, es hacer que tu corazón se convierta en pesebre donde dejar que nazca y renazca el amor.

¿Cómo es un lugar en el que el Amor es el rey?
Imagina que va a nacer el Amor y hace falta un espacio para acogerlo. ¿Cómo crees que tendría que ser ese lugar? Describe el sitio físicamente. Por ejemplo, yo visualizo un sitio lleno de luz cálida, con un pequeño espacio oscuro por si quiere dormir, limpio, con olor a flores y canela. Está bien resguardado pero las ventanas y puertas son amplias y están abiertas. Hay fruta, chocolates, quesos, pan, agua, zumos y varias exquisiteces con las que calmar el hambre y la sed y deleitarse. Es un sitio pequeño pero se tiene una sensación de amplitud, sencillo, acogedor. Se escucha una música alegre, bajita, y el sonido del viento. Evoca para mí sentimientos de calma, seguridad, libertad, expansión, placer, bienestar, alegría y, en definitiva, paz. ¿Para ti cómo sería?
Ahora medita un poco en qué tanto ese espacio exterior se asemeja a tu espacio interior. ¿Qué hace falta para que internamente puedas tener esos mismos sentimientos? Spoiler alert: casi siempre tiene más que ver con soltar que con conseguir algo. Y para soltar, casi siempre hace falta perdonar, a otros o a nosotros mismos.
El protagonista de estos días es el Nacimiento.
Celebrar la Navidad es creer que los milagros existen. Si eres cristiano, es recordar que Dios vino al mundo a salvarte. Que para ello eligió nacer humano y nacer en la pobreza, después de que sus padres tuvieran que exiliarse. Seas o no religioso, observar unos minutos el belén y pensar en lo que eso significa puede traerte mucha paz.
El protagonista del nacimiento es el niño. ¿Qué mensaje nos quiere transmitir? Basta pensar en cuáles son las cualidades asociadas con un bebé. En todo parto hay algo de misterio. Es un milagro pensar en todo lo que hizo falta para que tú nacieras y vivas hoy. Cuántas cosas tuvieron que ocurrir desde tus ancestros para que estés hoy aquí.
Navidad nos devuelve a la capacidad de asombro. Ver a los niños emocionarse ente la llegada de Papá Noel o los Reyes Magos es una gozada. Si tienes hijos, sobrinos o la oportunidad de convivir estos días con niños, puedes ser espectador de uno de los mayores actos que nos regala la vida: creer en los milagros nos hace vivir con magia.

Reflexiona acerca del mensaje que encierra el nacimiento de Jesús.
Esas son precisamente las cualidades que Dios quiso enseñarnos al hacerse niño. Esperanza, inocencia, pureza, ternura, vulnerabilidad, cuidado, ilusión, felicidad son algunos sentimientos relacionados con los bebés. También incertidumbre, miedo (sobre todo de los padres, que dudamos si seremos capaces de cuidar bien de esa criatura que depende de nosotros para sobrevivir y más tarde para ser feliz), fragilidad (no sobrevivimos si no nos cuidan durante más años que ninguna especie).
Si has sido madre o padre entiendes bien lo que digo: un hijo te abre a una dimensión de amor que no te imaginabas que serías capaz de sentir, pero también de terror y dolor (y el de menos es el del parto).
Una noche de paz en Navidad es volver a nacer.
Jesucristo vino a traer la luz al mundo. El 25 de diciembre festejamos el triunfo de la luz sobre la oscuridad, el bien sobre el mal. La manera en que eligió venir nos recuerda que el bien no hace ruido, el éxito no es sinónimo de riqueza material, y su paz no es de este mundo.
Si queremos tener un mundo donde reine la paz, debemos comenzar por nosotros mismos. Navidad es una oportunidad excelente para darnos cuenta quienes son las personas más cercanas a nosotros, cuánto tiempo dedicamos a las relaciones más importantes, si somos capaces de darles lo mejor de nosotros mismos o eso se lo estamos regalando a otros.

Si quieres paz en el mundo comienza porque haya paz en tu hogar.
¿A quiénes debes una disculpa? ¿De quiénes vives esperando que te ofrezcan las suyas?
Haz una lista de aquellas personas con las que tienes un conflicto abierto o una deuda material o emocional pendiente. Bien seas el deudor o el acreedor. Una de las cosas más difíciles de la vida es saber pedir perdón. Reconocer cuándo hay que hacerlo y hacerlo requiere mucho valor. Perdonar casi que más. Sobre todo si nos sentimos heridos, tenemos razón y el sentimiento es proporcional al daño y la persona que nos lastimó es o era cercana.
El perdón es indispensable para recuperar nuestra integridad y libertad.
Por algo Nietzsche decía que el resentimiento es la emoción del esclavo. Guardar rencor es tomarte veneno esperando que el otro se enferme o muera. Que esta Nochebuena sea una noche de paz. Si tienes conversaciones pendientes y asperezas que limar, procura hacerlo antes de sentarte a cenar. Si son difíciles de mantener y ahora no es el momento, acuerda una cita para mantener esa plática más adelante, intentando cerrar día y hora.
Hay una dinámica que me encanta y siempre que la he hecho con grupos resulta muy poderosa. Te la comparto por si te gusta la idea para hacerla con tu familia esta Navidad. Se trata de tener una canasta con flores (pueden ser chocolates, caramelos, o lo que tú consideres), hablarles un poco sobre la importancia del perdón -sobre todo en estos días navideños y de cierre de ciclos-, y después pedirles que, en completo silencio, si hay alguien a quien quieran pedir perdón le den una flor. No es momento para hablar de ello, mucho menos delante de otros, eso puede venir más adelante si se cree oportuno.
Hay una razón por la cual en la Biblia (Evangelio según San Mateo) Jesús dice a Pedro que hay que perdonar hasta 70 veces 7. No quiere decir que perdones mil veces a alguien que continuamente te hace daño. La razón de perdonar es limpiar el corazón, porque solo un corazón limpio es un corazón libre. Sólo en un corazón puro pueden renacer los sentimientos de los que hablamos antes. Amar al prójimo implica amarse uno mismo porque nadie puede dar lo que no tiene. Amarte a ti mismo comienza por alejarte de todo aquello y aquellos que te hacen daño.
Ahora bien, no es lo mismo perdón que reconciliación. Lo que Jesucristo enseña con esas palabras es que el perdón es un proceso largo y difícil y el cambio lleva su tiempo o puede que no llegue. Tal vez alguien te lastimó tanto que pensar en perdonarle ahora resulta imposible. Está bien, hay que perdonar cuando estamos listos y hemos vuelto a sentirnos seguros. Para tener una noche de paz esta Navidad, es suficiente con desear en tu corazón que llegue el momento en el que estés listo o lista para perdonar y soltar.

¿Qué hace falta para que tengas una noche de paz esta Navidad? ¿Cómo te haría sentir?
Querida Mariana, espero hayas tenido una noche de paz. Te recuerdo con mucho cariño y te extrañamos en esta Navidad Villanueva! Besos a las niñas ??