
¿Qué crees que pasa cuando sales de tu zona de confort?
Constantemente somos motivados para salir de nuestra zona de confort. Sabemos ya, que hacerlo es indispensable para seguir creciendo. Lo que pocas veces imaginamos es, lo que realmente sucede cuando estamos fuera.
Visualiza cómo crees que te vas a sentir, una vez que encuentres motivación y valor suficientes para dejar atrás tu zona de confort. ¿Qué imaginas que sucederá? Lo primero que te viene a la mente, seguramente, son imágenes donde consigues lo que quieres y te sientes fenomenal.
Está bien. De eso se trata. Sin embargo, una visualización que no incluye todo el proceso está incompleta.
Cada proceso es único. Necesitas ser paciente contigo.
Me encantaría decirte que, una vez fuera de tu zona de confort, todo será fácil. Cuando te animas a salir, encuentras rápidamente toda la magia que buscabas. El premio por dar el paso es que se cumple tu deseo; ya sea un trabajo, una relación, algún cambio, o lo que sea que te motivó a darlo. Fuera de tu zona de confort te sientes mejor que nunca. Ahora sí, ya puedes relajarte, disfrutar y ser feliz.
La realidad es otra. Antes de llegar a esa otra zona en la que consigues tus objetivos y todo fluye -créeme, puedes llegar-, debes atravesar la Zona de Aprendizaje. Tal vez, habías escuchado hablar sobre ella. Lo que pocos cuentan es que, entre ambas existe otra que tienes que cruzar para alcanzar la verdadera magia: la Zona de Pánico o de Hundimiento.
Hay una razón por la cual, pocos Coach te van a hablar de esa zona: no suena muy alentador. Sobre todo, para quienes se resisten más a dejar su zona segura. Decir a los clientes potenciales que, con mucha probabilidad se van a hundir, puede ser una estrategia de venta complicada. A algunos, por desgracia, lo único que les interesa es vender y lo que venden son soluciones fáciles e inmediatas. Estas, seguro habrás comprobado, no resuelven el fondo y tienen efecto rebote.
¿Y si te digo que hundirte es sólo un chapuzón para que salga a flote todo tu poder? Sigue leyendo para descubrir cómo llegar a la Zona Mágica.
Sabiendo lo que tendrás que enfrentar, puedes prepararte para triunfar.
A mí me gusta decir la verdad. Intento con mis clientes y contigo que me lees para aprender, decir las cosas claras. Creo que es mejor saber lo que podemos esperar, a que nos pille por sorpresa. De ese modo, podemos reunir los recursos necesarios y entrenarnos lo suficiente para ganar.
Esa es mi táctica. Además de funcionarme para mantener mi integridad, atrae hacia mí clientes y personas valientes, para quienes la verdad es importante. Personas que saben que tener lo que queremos no siempre es fácil y aceptan el reto.
¡Si me estás leyendo, seguro eres de esos valientes!
Salir de tu zona de confort es difícil. Mantenerte fuera hasta llegar a donde quieres es el verdadero reto.
Cuando sales de tu zona de confort, entras a la Zona de Aprendizaje. Esta es la zona en donde necesitas, primero desaprender mucho de lo aprendido hasta ahora. Lo cual, es más complicado que adquirir un nuevo aprendizaje. Sin embargo, es indispensable deshacerte de todo lo que no te sirve en tu nuevo camino. Seguir cargándolo te limita para avanzar.
Es fundamental que hagas espacio en tu equipaje para lo nuevo, lo que sí te va a ayudar a llegar a donde quieres.
Dependiendo de tu punto de partida, en esa zona puedes permanecer más o menos tiempo. Lo normal es que sean unos cuantos meses. Algunas personas tardan ahí pocas semanas. Incluso -he sido testigo con un par de clientes– puede ser cuestión de horas. También, para otros –y este ha sido mi caso– se puede estar ahí años.
Como dice la canción: no hay que llegar primero, pero, hay que saber llegar.
La magia con la que sueñas existe y tú tienes el poder de encontrarla.
El sitio al que quieres llegar también tiene un nombre: Zona Mágica o Zona de Expansión. Ahí es donde sucede la magia.
Para llegar no hacen falta trucos. Los requisitos son 3:
- creer en ella;
- creer en ti; y,
- hacer el esfuerzo necesario
En esa zona, tú ya te has convertido plenamente en la persona que necesitas ser para alcanzar tus objetivos. Dejaste atrás tus miedos, bloqueos y creencias limitantes. Fuiste soltando por el camino todo lo que te impedía avanzar. Descubriste pasiones, encontraste motivación y recursos, desarrollaste talentos, acumulaste aprendizaje. Te rodeaste de todo -y todos- lo que suma a tu vida.
Aquí fluyes. Eres feliz. Conseguir lo que quieres se vuelve fácil. No es porque hacerlo se haya vuelto menos complicado, más bien porque el esfuerzo, que antes te parecía monumental, ahora es mínimo. Tienes claro lo que debes llevar a cabo, estás motivado para hacerlo, sabes cómo hacerlo y lo haces sin pensarlo. Ya sabes conducir.
Aprendiste a conducir tu vida, llevas el volante y fijaste la ruta para llegar a tu destino.
Para alcanzar tu meta, no hace falta matar dragones, sólo necesitas cruzar la Zona de Pánico.
Esto pasa cuando sales de tu Zona de Confort y el aprendizaje aún no se vuelve inconsciente: actuar como la persona que deseas ser todavía no se siente natural. Enfrentar ciertos retos sigue suponiendo angustia. Los errores aún te desmotivan. Continúas dudando. Te cuesta soltar. Tomar decisiones es complicado. El compromiso te da miedo y no asumes bien tu responsabilidad.
Es normal. Como cuando aprendes a manejar y tienes que pensar cada movimiento antes que se vuelvan automáticos. Todavía hay momentos de pánico en los que piensas: ¿y si choco? Imaginas todo tipo de escenarios catastróficos. Conducir de noche o con lluvia puede ser paralizante.
En la Zona de Pánico te sientes perdido. Es lógico, saliste de lo conocido y lo nuevo sigue sintiéndose desconocido. Pasada la adrenalina del atrevimiento, después de sentirte feliz por haber sido valiente, habiendo aprendido muchas cosas, te enfrentas contra el primer obstáculo que te tira. Esto te desorienta. De pronto, te das cuenta que no sabes muy bien dónde estás.
Aquí es donde vienen las dudas.
Tu mente (todavía) no se da por vencida: quiere que vuelvas atrás, a tu zona de confort.
La Zona de Pánico, ciertamente, es una zona incómoda y puede generar gran ansiedad. Está bien que sea así. Hay que aprender a gestionarlo y saber aguantar. Esto requiere un entrenamiento específico para fortalecer tu mente y canalizar con sabiduría tus emociones. La promesa de la comodidad que dejamos atrás, se antoja como salida al dolor de la incomodidad ante lo novedoso. No es real. Lo mejor está por llegar.

De Tu Zona De Confort a Tu Zona Mágica
El hecho de que te sientas mal no significa que estés mal. Has salido. Vas por buen camino.
Un buen Coach es de gran ayuda para que mantengas el foco donde debes. Amplia tu perspectiva, para que dirijas tu atención a sitios donde quizá no se te había ocurrido mirar. Te enseña a gestionar la incertidumbre. Te da recursos para fortalecer tu mente, entrenándote para aguantar la incomodidad sin ceder. Es un apoyo durante todo el camino para asegurar que llegues a tu destino.
El cerebro, si le das una salida, nunca encuentra una solución.
Hay que entrenar la mente llevándola al límite. Está comprobado: es necesario que se active en tu cerebro el dolor de aguantar la incomodidad, para que entre en modo resolutivo.
Ese malestar es lo que nos inspira a cambiar o querer mejorar. Nos conecta con cierto vacío interior. Nos vuelve conscientes de lo que nos falta. Sobre todo, nos recuerda que dentro de nosotros hay una grandeza que no estamos honrando.
Es esa voz que te dice que tú naciste para dar más.
Tu verdadera voz, la mejor guía fuera de la zona de confort.
¿Recuerdas las caricaturas donde al personaje se le aparecían un ángel y un diablo? Todos tenemos esas dos voces en nuestra cabeza. Tu voz auténtica es capaz de poner en palabras o imágenes todo aquello de lo que eres capaz. Conoce tu mejor versión y te anima a serla.
La otra voz, a la que -por desgracia- estamos más acostumbrados (aunque no es auténtica y, generalmente, ni siquiera nuestra), nos dice que no podemos, que no vale la pena intentarlo, que fallar una vez -o varias- es señal de que no es para nosotros.
La primera voz es sutil y susurra. La segunda bombardea todo el día y grita. Por eso, hay que aprender a escuchar la primera. Esa voz te permite crear una visión de lo que puedes -y quieres-, ser y hacer.
El vértigo que se siente en la Zona de Pánico puede ser muy intenso, y la tentación de darse por vencido va a estar siempre ahí. Para cruzar y llegar a tu Zona Mágica, tienes que aprender a mantener el foco siempre en tu meta.
Piensa en los pilotos de F1, ellos no conducen preocupándose por tener un accidente. Tienen la mente puesta en llegar los primeros y todo su cuerpo se pone en marcha para que así sea. Tú puedes aprender estas técnicas para mantener tu visión siempre presente.
Contar con el apoyo adecuado es vital para ir de tu Zona de Confort a tu Zona Mágica.
Sin apoyo adecuado, es muy difícil – aunque no imposible – aguantar en ese espacio de hundimiento. Necesitas a tu lado gente que te anime, capaces de ver tu grandeza y recordártela cuando la olvides. Tienes que contar al menos con alguien que conozca tu visión, esté al tanto de tus objetivos y tenga la disposición de acompañarte hasta llegar a tu destino.
¡Asegúrate que quien te acompañe en el camino también crea que la magia -tu magia- existe y lo que deseas es posible!
Buen libro
¡Muchas gracias Elizabeth!