Feliz San Valentín ¿O No?

Feliz San Valentín ¿O No?

Feliz San Valentín, ¿o no?

 

Nos guste o nos parezca cursi, tengamos pareja o estemos solteros, la verdad es imposible escapar este día sin pensar, al menos un poco, en el Amor.

 

Seamos sinceros, por mucho que insistamos en que también se celebra la amistad, en el fondo sabemos que esta fiesta se trata de romancear. Si decidimos festejar con amigos o no hacerlo, es casi como un acontecimiento revolucionario para recalcar que: a) no tenemos pareja y nos vale, porque ni falta que hace y ¡viva la amistad! o, b) huimos de estas cursilerías producto de la mercadotecnia, cuyo único fin es hacernos gastar dinero a lo tonto. Decimos orgullosos que el amor es asunto de todos los días.

 

Todo lo anterior está muy bien y además es cierto. El 14 de febrero es el día del amor y la amistad. Podemos ser perfectamente felices solteros. Las empresas se han apropiado de esta celebración. Manipulan nuestras emociones, para que desembolsemos mucho más de lo necesario. Esto no es nuevo ni raro. Sucede con cualquier fecha significativa, desde Navidad hasta el Día de la Madre/Padre, basta ver lo que pasa los últimos años con el Día de Muertos, no sólo en México.

 

El amor indiscutiblemente es asunto de TODOS los días, pero, ¿realmente lo vivimos así?

Creo que reflexionarlo es el verdadero valor de San Valentín. Piensa en la persona más importante en tu vida: ¿Cuál lugar dejas que ocupe? ¿Cuánto tiempo le dedicas? ¿Cómo le dejas claro que es importante? ¿Permites que ganen los deberes y la rutina o te esfuerzas en encontrar espacio para el descanso y la diversión? ¿Qué le gusta? ¿Qué necesita para estar bien? ¿Cada cuándo tienes detalles para hacerle feliz? ¿Cómo cambiaría tu vida si los tuvieras más a menudo? Responde también esas preguntas sobre ti. La forma en que tratamos a otros, usualmente se corresponde con la manera en que nos tratamos a nosotros mismos.

 

Nos urge reinventar el romanticismo.

 

San Valentín, hemos dicho, es una fiesta que invita al romance. Yo creo que hace falta más de eso. Lo que necesitamos es redefinir qué significa ser romántico. Actualmente lo identificamos con hacer grandes gestos, cuanto más exagerados y fotografiables (gracias Instagram) mejor. Las expectativas que crean Hollywood, las series, muchas novelas, a veces la propia educación, resultan inalcanzables. Si no revisas las tuyas, puedes condenarte –inadvertidamente- a un estado de frustración constante.

 

Con las redes sociales esto se ha multiplicado exponencialmente porque, lo que antes les sucedía a Tom Hanks y Meg Ryan ahora parece que les pasa a todos menos a ti. Obviamente no es verdad. Cuánto más sana es una relación, menos necesidad de exponerla o (las cosas como son) comerciar con ella en medios. Una persona que se siente bien consigo, no necesita buscar constantemente la aprobación de otros ni dedica más tiempo del razonable a verse bien: sabe que no necesita ser o verse perfecta pues conoce su valor. Del mismo modo, una pareja sólida es aquella en la que ambos valoran el vínculo porque realmente se valoran el uno al otro por las razones correctas, no por las apariencias.

 

Bien utilizado, el romanticismo es un elemento poderoso de cohesión.

 

No hace falta ser un romántico para comportarse en forma romántica. El romanticismo que necesitamos ahora tiene poco que ver con flores, chocolates, desayunos en la cama, comidas preparadas en casa o cenas a la luz de las velas. Tampoco con cartas, poemas, canciones, bailes y mucho menos regalos o viajes. Estos, si son hechos de corazón, son gestos (muy) lindos, pero pasajeros.

 

Lo que en verdad estamos buscando es bastante simple: deseamos sentir una conexión auténtica.

 

Para eso no hace falta gastar dinero. El nuevo romanticismo requiere invertir tiempo y atención, los dos mejores regalos que podemos dar a quien amamos. De poco sirve pasar tiempo juntos si nuestra atención está en otro lado. Tiene que ver con crear un espacio en el que pueda surgir, sentirse y crecer esa conexión.

 

Nos sentimos conectados cuando nos mostramos en nuestra totalidad y somos reconocidos, aceptados y celebrados.

 

Esto requiere que seamos auténticos, nos atrevamos a ser vulnerables y que exista confianza suficiente para expresarnos libremente. En lugar de hacer cosas únicamente para gustar. Supone no temer el conflicto o a las conversaciones difíciles. En vez de creer que si los hay algo va mal. Escuchar más que hablar. Ser cariñosos y mostrar afecto. Reconocer todo lo bueno del otro y decirlo. Acariciarse más allá de con las manos. Buscar que ambos se sientan satisfechos todo lo que sea posible.

 

¿Quieres hacer algo especialmente romántico hoy?

 

Pregúntale a tu amor cuáles son los sueños que está deseando cumplir. Cuéntale los tuyos. Mírense a los ojos mientras conversan. Brinden por ellos y por hacerlos realidad juntos. Tomen una foto, en vez de publicarla imprímanla, guárdenla en su cartera y sáquenla siempre que necesiten recordarlo. Con esta actividad, además de asegurarte un feliz San Valentín, estarás sentando las bases para una relación más satisfactoria.

 

¡Viva el Amor!

 

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