
Feliz Navidad. Es la frase que más escuchamos este mes en el que la población se divide entre los christmas freaks, que desde noviembre están escuchando villancicos y decoran hasta el coche, y aquellos que prefieren huir adonde no hayan ni reyes ni magos. Cada quien.
Lo cierto es que, incluso si amas esta época navideña, seguro que en más de una ocasión te preguntes: ¿feliz? Navidad.
Y cómo no. Los lugares adquieren cierta magia con las luces y la decoración. También el tráfico se convierte en un tormento. Hay muchas fiestas y compromisos. Lo cual implica, a veces, ir a sitios y convivir con gente que preferirías evitar. Es época de dar y recibir. Y de gastar. Y desear cosas que no llegan. En tu caso más que amigo parece que tienes un enemigo invisible. No aciertan una con tu regalo. 🙂
En suma es época de amor, alegría y esperanza. Sí, pero el trineo también trae estrés, nostalgia y cierta tristeza por los que no están.
Por ello, para asegurarte que esta sea una muy feliz Navidad, aquí tienes 5 consejos para vivirla con inteligencia emocional.
1. Pon atención a los sentimientos que te provocan los distintos eventos.
Es la mejor época para crear consciencia de tus emociones. Lo único que necesitas es cambiar el foco de afuera hacia dentro cada vez que experimentes una emoción intensa. Si te invitan a un evento o surge un compromiso, date cuenta qué sentimientos te induce. Con este sencillo ejercicio obtendrás información valiosa sobre tu vida.
¿Te apetece ir a la fiesta de tu oficina o estás considerando pedirte una baja? Esto dice mucho de lo que significa tu trabajo para ti. Tus jefes y colegas son las personas con quienes pasas el mayor tiempo de tu vida. ¿Lo inviertes con personas que te estimulan? Si la respuesta es sí, enhorabuena y diviértete mucho. Si no, pregúntate si quieres seguir gastando así tus días. Tus clientes y proveedores dan sentido a tu labor. ¿Cuál es tu opinión sobre ellos? Quizá 2020 sea momento de un cambio.

Sentimientos navideños
¿Con quién quieres pasar realmente esta Navidad? No contestes con la mente. No sientas obligación de mencionar hijos, pareja, padres o familia. Responde desde el corazón. ¿Dónde y con quién quisieras estar? ¿En qué consistiría tu celebración perfecta?
Igual que hiciste con tu trabajo, piensa en los amigos y familia. A cuántas comidas, cenas o brindis vas por obligación y cuántas te hacen verdadera ilusión. Piensa en todas las personas con quienes has quedado para desearse feliz Navidad. Y aquellas con quienes quieres quedar antes de que termine el año. Haz una lista -aunque sea mental- de los sentimientos que te despierta cada persona.
Es buen momento para decidir con quién te quedas. Aquellas personas que despierten en ti sentimientos positivos y buena energía merecen estar en tu vida.
A los que ves sólo en esta época, porque no quieren que pase todo el año sin encontrarse, piensa por qué es esto. Quizá sean amistades que sólo te interesa ver por el cariño que se tienen y con una vez al año basta. O puede que sea gente a quien te gustaría ver más a menudo, pero ninguno hace el esfuerzo por quedar. Si lo valen, deberías esforzarte por que sean parte más activa en tu vida. De lo contrario, posiblemente sea el momento de dejar ir.
2. Regalos honestos.
Mira con honestidad la generosidad con la que eliges los regalos que vas a dar. No se trata de gastar más de lo que tienes. Eso no sería honesto. Se trata de cuánto cariño pones al escoger algo especial.

Regala con mimo
Cuando hagas un regalo practica la empatía. Esto es: no pienses en lo que a ti te gustaría recibir. Ponte en los zapatos del otro y piensa qué le hará feliz a él o ella.
¿Qué sientes cuando lo compras? ¿Cuánto trabajo te cuesta saber qué le va a gustar? Nota lo que sientes al pagar por ello, si te da placer, angustia, ira o dolor. Las emociones que te produce envolverlo y lo que sientes cuando lo entregas. ¿Esperas algo a cambio? ¿Otro regalo? ¿Una reacción específica?
La mayoría contamos con un presupuesto limitado. Esto puede producirnos sentimientos negativos si quisiéramos comprarle un regalazo a esa persona o personas especiales. Lo mejor en estos casos es usar la inteligencia emocional.
Con las personas que no tenemos una relación estrecha, pero queremos tener un detalle en estas fechas, un dulce o flor de temporada, incluso una simple tarjeta deseando feliz Navidad pueden ser suficientes para hacerles saber que los apreciamos.

Gastar de más no es honesto
Tratándose de los más cercanos, cuanto más íntima la relación mejor sabemos (o deberíamos saber) qué es lo que en verdad desean. Y cuando estamos al tanto de eso, no hace falta gastar mucho dinero. En la medida en que conocemos más a fondo sus deseos auténticos menos dinero hace falta gastar en regalos. Piénsalo. Seguro gastas más cuando no tienes idea qué regalar.
Aprovecha la oportunidad para conversar sobre aquello que tú y tus seres queridos anhelan. El punto no es hablar del objeto de deseo, sino entender por qué es importante para ellos: cuáles son los valores que esconde detrás. Con ello mejorarán su relación más allá de los regalos.
3. Generosidad al recibir.
Siempre escuchamos que Navidad es época de dar. Muchos presumen que a ellos lo que realmente les hace felices es regalar. Se enaltecen diciendo que no quieren nada. No necesitan nada. Tienen todo. Los regalos no les importan. Todo eso es puro consumismo, obra maquiavélica del capitalismo más atroz. Repito: cada quién. Depende cómo se mire y sobre todo, cómo se vive.
Cualquiera que haya convivido con alguien así sabe que es una tragedia estar con alguien que no sabe recibir. Generalmente, son personas soberbias, cínicas o con un autoestima demasiado baja. No exactamente las cualidades con las que construyes una relación sana.
Si quieres tener una feliz Navidad muestra generosidad al recibir. ¿Cómo? Reconoce que no tienes todo y siempre puedes recibir de otros. Date permiso de desear. No compares lo que recibes con lo que das. Si das de corazón no estás buscando recibir algo a cambio. Si recibes con gratitud sincera no juzgas a quien te da por su regalo. Valoras el cariño e intención con que lo hace.

Recibe de corazón
No exijas un regalo determinado. Cada vez más se estila decir lo que se quiere, hacer publica nuestra wish list, despojando de sentido al intercambio. Quita la magia, la sorpresa. Transforma la emoción de la espera en expectativa. Esto se traduce en decepción o en el mejor caso conformidad. Pocas veces en genuina alegría, porque hay una suerte de exigencia en un acto que debiera ser incondicional.
Esta Navidad déjate sorprender y agradece el privilegio de recibir.
4. Cuida tu energía.
Estos días están llenos de compromisos laborales, familiares, de amistad. Hay que sacar tiempo de donde no hay para ir a toda clase de eventos, comprar regalos y preparar comidas especiales. Sin descuidar lo que -ya de por sí- llena nuestra ajetreada agenda. Los estímulos externos se multiplican exponencialmente.
No alucinas. Hay lucecitas por todas partes. Y villancicos sonando a todas horas, en todo lugar. Escaparates compitiendo por tu atención. Tu inbox aumenta a una velocidad insólita y los chats de whats app están más activos que niños puestos de azúcar el 25 de diciembre. Es fácil sentirse sensible e irritable. Cuando te notes así, tu cuerpo pide a gritos una tregua. Dásela.

Desconecta
Cuida tu energía. No sientas obligación de decir que sí a todos los planes. No tienes que ir a todo ni quedar con todos.
Busca ratos para ti. Si hay gente tóxica entre tus familiares o relaciones, está bien decir que no o limitar tus interacciones. De otra forma es casi imposible tener una feliz Navidad.
5. Recuerda lo importante.
Antes de perder la paciencia, recuerda: lo realmente importante en estas fechas es abrir tu corazón a los demás.

Comparte
El sentido de la Navidad, es de purificación. Es una invitación a perdonar y a soltar todo aquello que supone una carga emocional.
Es crear espacio para los buenos sentimientos, que por definición, aunque sean intensos nos hacen sentir ligeros. Se trata de convertir nuestro cuerpo, mente y espíritu en un templo para permitir que nazca lo bueno. Amor, alegría, compasión, paz… Y compartirlo con otros. Iluminar los sitios en los que estemos con nuestra actitud.
Muchas veces, buscamos ser solidarios con la gente que más lo necesita y nos olvidamos de quienes más nos necesitan. Si quieres tener una feliz Navidad, procura que las personas que quieres tengan una Navidad llena de momentos inolvidables. No hace falta una gran producción. Lo único que necesitas es un poco de inteligencia emocional para hacerles sentir que ellos son inolvidables. Obsérvalos disfrutando una feliz Navidad. Siente como la dicha se extiende.
¡Feliz Navidad!