Envidia En Redes Sociales

Envidia en redes sociales

La envida en tiempos de redes sociales es uno de los males más grandes de nuestro tiempo.

 

Nos guste o no, lo de contar nuestras bendiciones y dar gracias por lo que tenemos, a veces se complica. Caemos en la trampa de la envidia en tiempos de redes sociales, donde el foco, al parecer, apunta a contar las bendiciones de otros más que las nuestras. Quien no haya sucumbido ante semejante tentación que lance el primer like.

 

Evidentemente el sentimiento no es nuevo. No por nada es uno de los 7 pecados capitales y no hace falta ser creyente para reconocer que, detrás de ellos se esconde una verdad indiscutible: todo exceso es malo. Sólo que, a diferencia de los otros, detrás de la envidia no encuentro que pueda existir placer alguno.

 

pecados capitales

A diferencia de otros pecados capitales, la envidia no produce ningún placer.

Es fácil entender que se caiga en la tentación de la gula, la pereza o la lujuria, pues a todos nos gusta comer, descansar y el sexo. Se puede llegar a comprender que, para algunos el dinero por el dinero -su acumulación-, sea fuente de satisfacción. Hacer un berrinche y quedarte tan a gusto, descargar la ira en una clase de box, bailar con furia o soltar un buen grito en el cielo puede ser liberador. Hasta tiene un punto medio macarra que, en su justa medida, resulta divertido. Incluso, con la soberbia podemos imaginar que, quien la ejerce se sienta la última Coca-Cola del desierto. Para quienes la padecemos con alguien cercano puede ser motivo de risa. Sobre todo si intentamos bajarles los humos con un poco de humor.

 

La envidia, en cambio, no está relacionada con ningún goce. Ni siquiera es un pecado que podamos compartir. Quien la siente no disfruta, al contrario, sufre más que aquel a quien cela. De hecho, la definición de esta emoción es: tristeza o pesar por el bien ajeno. De ahí que para Voltaire no exista mejor venganza contra nuestros enemigos que ser felices.

 

La verdadera historia tras las stories y selfies.

 

Antes de hablar sobre cómo afecta la envidia en tiempos de redes sociales, hay que hablar de quienes la provocan. Existen dos tipos de personas: los que sin deberla ni temerla despiertan envida por ser como son y los que la provocan. Generalmente los primeros son personas auténticas y genuinamente felices, aunque no necesariamente exitosos, en el sentido que se entiende hoy el éxito.

 

Los segundos en cambio, son la otra cara de los envidiosos. Suelen ser personas inseguras que se mueven desde la carencia. Dime de que presumes y te diré de qué careces. Buscan la aprobación externa y no hay mayor símbolo de haberla conseguido que saberse envidiado. Todo influencer que se precie tiene una legión de trols y hasta cuentas de haters. 

 

envidia en redes sociales

Saberse envidiados es para muchos símbolo de status, por eso lo van buscando.

 

No hay que confundirlos con los narcisistas, que se distinguen por estar tan centrados en ellos mismos que los demás no existen, salvo como objetos que usar para conseguir sus fines. Es fácil identificarlos porque todas sus fotos, posts y comentarios hablan del único tema que les interesa: ellos mismos y sus objetivos.

 

Se trata más bien de los típicos presumidos. Aquellos que necesitan hacer ver que tienen un estilo de vida/cuerpo/pareja/familia/amigos/trabajo envidiable. No publican por el gusto de compartir, si no como una forma de auto afirmación. Van buscando bien ganar «amigos» (o relaciones), o, si se sienten rechazados, probar que valen mucho. El mensaje detrás viene siendo un mira de lo que te estás perdiendo o para que veas lo que yo tengo/puedo. Compiten con otros que ni se enteran que existe tal competencia.

 

Esta es la principal razón de porque no debes tener envidia en redes sociales.

 

En el fondo, esas personas buscan demostrarse a sí mismos que su vida va muy bien. En vez de mirar hacia dentro y reconocer sus carencias para trabajar en ellas desde la humildad, creen que si logran convencer a otros de lo estupendos que son, por arte de magia aquella vida que proyectan se convertirá en realidad. 

 

Las redes sociales incrementan la envidia porque para envidiar a otro necesitamos identificarnos con él o ella.

 

envidia en redes sociales

¿A quién envidias?

Nadie envidia a los Reyes o aristócratas, parecen de otro mundo y resultan ajenos. Justo o injusto sabemos que no hay manera -o la probabilidad es igual o menor que de sacarte la lotería-, de entrar en ese club. De modo que, pueden provocar curiosidad, admiración, indiferencia, indignación y hasta odio, pero difícilmente envidia como tal.

 

Es más fácil ponerte verde de envidia por aquella compañera de colegio que  se ha convertido en directora de cine, empresaria o ejecutiva top. Por tu primo padre de unas adorables criaturas, cumpliendo 15 años de matrimonio cuya mujer le idolatra. Puede que resientas a tu amiga de infancia que tuvo el valor de perseguir su sueño y ahora vive en la otra punta del mundo y parece que va de aventura en aventura, mientras tu llevas toda una vida con más de lo mismo.

 

El fenómeno de la envidia en redes sociales tiene una explicación.

 

Las redes sociales contribuyen al aumento significativo de envidia en la sociedad. Esto se debe, por un lado, a que permiten estar al tanto de todo lo que hacen y tienen tus compañeros de primaria, vecinos y hasta aquel ligue de verano a quien no has vuelto a ver, pero sabes todo de su vida. Te metes literalmente en su día a día y sabes hasta como es su baño (¿quién me explica lo de la foto en el espejo del baño?). Hay una nueva terminología que define este fenómeno: kitchen envy.

 

Probablemente nunca antes le hubieras dado muchas vueltas a tu cocina y ahora incluso eso comparas. Y es que antes sólo veías las de tus amigos íntimos, que eran quienes te invitaban a su casa y literal entrabas hasta la cocina. Ahora, gracias a Instagram ves el hogar de todo quinqui y de pronto te encuentras sufriendo (o muriendo de envidia) por que tu cocina no es tan cool. Este es buen momento para recordar que no debes compararte. Ni siquiera contigo. 

 

Lenny Kravitz

Las redes crean una sensación de intimidad que, muchas veces, es falsa.

 

La otra circunstancia que explica este fenómeno de la envida en redes sociales, es que esos otros a los que tú miras también entran contigo a tu baño, cocina y hasta se meten en tu cama. No literal, por suerte (o por desgracia si pienso en un café mañanero con Lenny Kravitz ?). Y eso provoca que te identifiques más, y por tanto cada vez sea más fácil caer en la trampa de compararte con, personas que por mucho que la tecnología nos acerque, en realidad viven en otro mundo.

 

Una cosa es interactuar con ellos y otra que realmente estemos todos en posición de tener todo lo que nos venden las celebrities e influencers en internet o en los reality shows. Hasta hace poco hubiera sido absurdo sentir envida de Kate Moss o Cristiano Ronaldo, hoy parece que todos podemos vernos como top models y ser súper estrellas del deporte, arte o negocios. Y si no lo logramos, sentimos envida de quienes sí.

 

En un contexto en el que se nos bombardea con el mensaje de que puedes conseguirlo todo, aceptar que no siempre es así, conlleva un sentimiento de fracaso, culpa, miedo al rechazo y resulta contraintiutivo.

 

Lo que estamos viendo estos días con Elon Musk es un reflejo. Independientemente de lo que pensemos de él, de cómo se está repartiendo la riqueza en el mundo y que nos pueda preocupar cómo se maneje Twitter en el futuro, muchos de los comentarios están más basados en la envidia pura y dura, que en una genuina preocupación por la libertad de expresión. Pensar que da igual lo que hagamos, nunca llegaremos a tener ni una décima parte de lo que él, duele.

 

Dime qué envidias y te diré qué te falta.

 

Sentir envidia y ser una persona envidiosa son dos cosas muy distintas. Un envidioso de verdad -ya hablaré más de ellos porque de esa tela hay mucho que cortar- tiene una vocación destructora que, quiero pensar, tú no. Es normal sentir envidia alguna vez. Como sabes, las emociones son un llamado a la acción y contienen mucha información útil.

 

Todas las emociones tienen un propósito ligado a nuestra evolución como especie y a nuestro desarrollo personal como individuos. La envidia sirve para darte cuenta qué está faltando en tu vida y dónde tienes que trabajarte. Por definición la comparación es lo que precede a este sentimiento. Surge siempre al darte cuenta que alguien tiene algo tú quieres y no tienes. Por eso es una emoción que causa tristeza, pues va ligada a sentimientos de carencia e inferioridad.

 

envidia en redes sociales

Es normal sentir envidia, lo que no es normal es tenerla hasta de las cocinas que tienen otros.

De alguna manera es un cumplido -aunque retorcido- hacia quien se envidia, a quien se percibe como alguien mejor.

 

Tu yo ideal es un reflejo de todo aquello que valoras y tus ideales.

 

Para construir una identidad es normal compararse con esos ideales y con las personas que los encarnan. Por eso es importante normalizar sentir envidia. El tema, como siempre es que: no somos responsables de lo que sentimos, pero sí de lo que hacemos con ello. Si bien hay que normalizar esta emoción, lo que no debemos es caer en las garras de la comparación constante. 

 

Mucho menos envidiar cosas absurdas, sin las cuales tu vida puede ser maravillosa. Ni que decir sentirte triste no por no tener, sino porque otro sí tiene. Sobre todo cuando no sabes nada del otro, de cómo lo consiguió y el precio que ha pagado o paga por ello. Y desde luego, jamás hay que alegrarse de las desgracias ajenas. En especial si no han causado ningún daño intencional.

 

Transforma la envidia en admiración y deja que te motive al cambio.

 

 

La próxima vez que sientas envidia toma nota de qué es exactamente lo que te la está causando. Si hay alguien a quien le tengas envidia, reflexiona por qué. Seguramente hay mucho de idealización y fantasía detrás. ¿Cómo imaginas que es su vida? ¿Qué crees que hizo para merecerlo? ¿Cuánto de eso se fundamenta en cosas que conoces de primera mano?

 

Identifica de qué manera eso que envidias se corresponde con algo que crees que te falta. 

 

Cuando lo detectes, medita qué ganas sintiéndote triste por no tenerlo. ¿Qué bien puede surgir de desear que el otro lo pierda o le vaya mal? Piensa si te beneficiarías más de que la persona a quien envidias pierda o trabajando para ganar tú también. Intenta aprender del otro, sin pretender ser una copia. Si puedes pídele que te ayude o que te cuente cómo le hizo para alcanzar lo que quieres.

 

admiración

Toma consciencia de qué es lo que en verdad deseas y transforma tu envidia en admiración.

 

Transformar la envida en admiración te coloca en una posición completamente distinta. La envidia te paraliza, pues debilita tu autoestima al incrementar tu sentimiento de inferioridad. Esto provoca sentimientos de incapacidad e impotencia, desde lo cuales es muy complicado pasar a la acción. Se crea un círculo vicioso, en el que se alimentan los pensamientos negativos que te mantienen estancado en el mismo lugar. La energía que mueve la admiración es positiva y va encaminada al bien, lo que se traduce en recibir buenas cosas. Gracias a ello te sientes motivado a conseguir el objetivo, eso que crees que te falta.

 

Así que confiesa, ¿a quién le tienes envidia?

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