
¿Dónde acabarás el 2022?
No te pido que saques una bola de cristal y me digas exactamente qué va a pasar este año contigo. Si tienes ese poder mágico por favor contacta conmigo asap. En las pocas semanas que llevamos he tenido más de un plot twist que cambia por completo varios planes y propósitos que tenía. Y es que, si las catástrofes y accidentes no son previsibles, las oportunidades también suelen pillarnos por sorpresa.
Me doy cuenta que muchas veces estamos preparados para lo peor, quizá porque nos ha tocado sortear más de una crisis, y no tanto para lo mejor.

Si sigues por donde vas, ¿cómo crees que termines el año?
Ten cuidado con lo que deseas, puede volverse realidad. Cuando recibimos un regalazo de la vida, ya sea en forma de una nueva oportunidad, trabajo, relación, nos sentimos felices y damos gracias. También, seamos sinceros, incontables veces nos da miedo. Especialmente cuando, por mucho que lo hayamos venido deseando, nos pilla desprevenidos o llega justo cuando comenzábamos a creer que era inútil esperarlo.
¿Qué sucede cuando el deseo se convierte en realidad? ¿Por qué, en vez de bailar de alegría y tirarnos a la piscina, dudamos?
Trata de recordar cuándo fue la última vez en que algo realmente bueno llegó a tu vida. Algo con la potencia suficiente para cambiarla. No hace falta que haya sido un gran cambio, basta con que fuera algo que te haya impactado lo suficiente como para hacerte sentir bien, feliz, con esperanza e ilusión renovada. El tipo de cosas que nos ayudan a estar contentos por la mañana y dormir confiados sabiendo que estamos comenzando algo bueno.

¿Las mejores cosas de tu vida han sido fruto de una gran lucha o te pillaron un poco por sorpresa?
¿Lo tienes? Ahora, piensa cómo fue que llegó. ¿Sucedió gracias a un esfuerzo grande de tu parte, como consecuencia de haber seguido al pie de la letra un plan de acción o más bien surgió inesperadamente o de manera poco previsible? Probablemente haya sido una combinación de ambos. Intenta evocar las sensaciones que tenías cuando ocurrió. Como recordar es volver a vivir, puede que ahora mismo las estés sintiendo. Ponle nombre a todas esas emociones y si puedes escríbelas.
No sé bien quién eres y menos qué será aquello en lo que (¿quién?) piensas, pero estoy bastante segura que hay un mix de emociones. Junto a todo eso que ahora evocas cuando te pido recrearte en tu felicidad, seguramente también conviven emociones de vulnerabilidad, miedo, ansiedad, incertidumbre, incredulidad, dolor. Y es que no falla: en cierta forma estamos más programados para evitar perder que para ganar. La alegría de la victoria suele ser efímera, mientras que en la derrota podemos instalarnos años.
Seguramente por ello, cuando nos es dado lo que deseamos, en vez de relajarnos, por defecto comenzamos a anticipar el momento en que ese placer se evapore. Especialmente si llegó de improviso. Nos creemos aquello de que lo que fácil llega, fácil se va. Tenemos lo que queremos delante y no lo cogemos, damos media vuelta y hacemos como que no hemos visto nada, o, si es tarde para ello, nos empeñamos en buscarle tres pies al gato hasta encontrar cualquier motivo que justifique no dar el paso adelante. Otra forma de auto-sabotaje es hacer lo contrario: apretar con tanta fuerza que se rompa o escape de nuestras manos. También dar lo justito para que parezca que si estamos agradecidos, pero como vamos con miedo andamos a tientas y la falta de consciencia y consistencia hace que finalmente aquello termine por no ser del todo.
El resultado es el mismo: ante el deseo cumplido o la posibilidad inminente de que suceda, en vez de dar el salto y abrirnos a recibirlo (lo que supone hacernos vulnerables y asumir responsabilidad), nos quedamos paralizados escudándonos en la incredulidad, escepticismo o ansiedad.
¿Dónde acabarás el 2022? Depende mucho si sigues midiendo el agua o te sientes preparado para tirarte a la piscina.
El comienzo de un año es una oportunidad para hacer balance y reflexionar sobre cómo estamos viviendo nuestra vida. Nuestros días suelen estar cargados de responsabilidades, compromisos e incluso cosas que hacemos por gusto, pero que dejan poco espacio para pausar y darnos cuenta si lo que hacemos nos ayuda a vivir lo mejor que podemos. Trazarse objetivos con el cambio de calendario puede ser algo arbitrario, pero es útil. Ciertamente cualquier momento es bueno para parar y evaluar dónde estamos, cómo nos hace sentir estar ahí, hacia dónde está yendo nuestra vida y si ese es un sitio al que nos apetece llegar. Lo que ocurre es que pocas veces nos damos esos momentos y el cambio de año es una invitación a pensar en ello.
Como pasas tus días es como pasas tu vida, necesitamos recordarlo constantemente y hacer los ajustes necesarios.
Lo que más escuchamos -a veces decimos- es no tengo tiempo para nada, o me falta tiempo para hacer todo lo que quiero. Quien lo espeta lo hace con orgullo creyendo que esa hiperactividad es señal de superioridad, creatividad, de que son personas de acción, trabajadoras, que se esfuerzan por lo que quieren. La mayor parte de las veces no es así. Estar todo el tiempo ocupados es una forma de huir de uno mismo. Es por ello que se quejan de hacer mucho y lograr poco. O por lo que, aún consiguiendo sus objetivos nunca están contentos y en seguida necesitan algo más.

El éxito no llega por hacer mucho, sino por hacer lo necesario. Deja ya de hacer por hacer.
Llevamos ya tres semanas del nuevo año. ¿Hiciste propósitos? Si te planteaste objetivos, este puede ser un buen momento para evaluar si vale la pena dedicar buena parte del 2022 a cumplirlos. (Pista: si no has comenzado a cumplirlos y no hay una excelente razón que lo justifique, o si te están causando más estrés que ilusión ese objetivo casi seguro es malo.) Si no lo has hecho, aprovecha para pensar en algo que te gustaría haber conseguido cuando termine este ciclo.
Habrás escuchado ad infinitum que tus objetivos deben ser SMART. Esto es: específicos (cuanto más concreto y mayor detalle mejor); medibles (¿cómo sabrás que estás progresando o lo has alcanzado?); alcanzable (debe ser realista para ti); relevante (tiene que ilusionarte); y temporal (fecha de inicio y plazo para conseguirlo).
No sé dónde acabarás el 2022, lo que sí sé es que sin objetivos bien definidos es poco probable que sea en un sitio que tú elijas.
Hasta para dejarte fluir con la corriente tienes que tirarte de cabeza a la piscina.
Si prefieres que te lleve la corriente, al menos decide el tipo de río en el que te quieres mojar.
Pensar dónde acabarás el 2022, tiene que ver con asumir responsabilidad sobre tu vida. Algunas personas necesitan tener un esquema exacto. Sus planes de vida parecen hojas de Excel, todo está fríamente calculado y dejan poco espacio para imprevistos. Ocasionalmente, esto tiene que ver con tener una visión nítida sobre lo que quieren lograr y los pasos para conseguirlo. La mayoría de los casos responde más bien al miedo atroz de perder el control.
Una concentración laser, en plan piloto de Fórmula 1, puede ser muy útil cuando has definido un objetivo SMART y el plazo para alcanzarlo es relativamente corto. Mantener esa unicidad de pensamiento demasiado tiempo, hará que pierdas perspectiva y reflejos. Esto dificulta detectar nuevas oportunidades, identificar obstáculos y tener la capacidad de tomar decisiones rápido, en caso de tener que reajustar el rumbo para aprovechar las primeras y esquivar o superar los segundos.

Que fluir no sea una forma de evasión.
Otras personas prefieren fluir. Eso está bien cuando realmente es una decisión valiente tomada desde la consciencia y no una mera forma de no asumir responsabilidad o echar balones fuera. ¿Dónde acabarás el 2022? Fluye, sí, pero antes decide hacia dónde, cómo y con quién. Elige bien la barca, el piloto o copiloto y el tiempo que vas a dejar que las cosas simplemente sucedan, antes de evaluar si el camino por el que te llevan es uno de crecimiento.
¿Dónde acabarás el 2022? ¿Dónde te gustaría estar en 11 meses? ¿Dónde no?
No se trata de plantearse objetivos sólo por tener planes. De poco sirve ir alcanzando metas si estás no te acercan al lugar al que quieres llegar ni te convierten en la persona que quieres ser. Repasa los propósitos de año nuevo, o los del año viejo, o los objetivos que te hayas trazado mientras leías este artículo y antes de lanzarte a la acción piensa: ¿por qué es importante que lo hagas? ¿Realmente son un reflejo de la persona que quieres ser y la vida que deseas construir?
Comencé invitándote a pensar en la última vez que algo verdaderamente increíble surgió en tu vida y cómo te hizo sentir. Puede parecer que, quien ha perdido el rumbo escribiendo he sido yo, pues estarás pensando ¿en qué quedamos, quieres que fluya y esté abierto a las sorpresas o que trace objetivos claros? Te entiendo, llega a ser confuso. Me gustaría que hicieras las dos. 🙂

Un buen plan tiene objetivos claros y es flexible en la forma de alcanzarlos.
Esto tiene que ver con lo que siempre digo a los emprendedores en los asesoramientos, cursos, talleres y conferencias que doy: hacer un plan de acción no garantiza el éxito, no hacerlo garantiza el fracaso.
Asume responsabilidad, decide dónde acabarás el 2022 conforme a lo que te hace ilusión y supone crecimiento personal. Identifica qué parte depende de ti y céntrate en hacer eso, diciendo sí a todo lo que te acerque a tu meta y no a aquello que te aleje. En lo que no dependa de ti fluye, deja suceda lo tenga que suceder y mantén tu atención abierta.
Asegúrate que tus objetivos no estén formulados desde la carencia porque es entonces cuando aún si lo mejor ocurre no serás capaz de verlo, retenerlo o quererlo. Por mucho que lo hayas deseado y sea bueno sentirás que no es suficiente o, ¡peor! que tú no lo eres.
¿Cuál puede ser el mejor objetivo para el 2022?
Recuerda que no siempre se trata de alcanzar, comenzar, conseguir. En ciertas etapas de tu vida, quizá el mejor objetivo es el que implica renunciar, alejarte, terminar con situaciones, relaciones o hábitos que te hacen daño, limitan, impiden tu crecimiento y te mantienen estancado en un estado de resignación conformándote con mucho menos de lo que sabes que eres capaz de ser, dar, tener, recibir.
Aprender a decir no cuando es no es fundamental. Igual de importante es saber decir sí. Este año te invito a decir no a todo lo que te aleja de lo que realmente deseas y sí a lo que te acerca.
El mejor objetivo que puedes trazarte este año es trabajar en tu amor propio y autoestima, de modo que cuando surjan las oportunidades seas capaz de identificarlas, si no llegan estés motivado a salir a buscarlas y cuando encuentres lo que buscas te tires de cabeza sin darle demasiadas vueltas porque confías. Confías en que lo mereces, en tu intuición para reconocer lo que es bueno, en tu capacidad para llevarlo a buen puerto y para sobreponerte si finalmente no sale tan bien como esperabas.

¿Dónde acabarás el 2022? Ojalá sea lo más lejos posible de la orilla…
Dónde acabarás en 2022, ni tú ni yo podemos adivinarlo. Donde quiera que cierres este año espero que sea un sitio al que has llegado por haber sido valiente. ¡Buen camino!
Muy motivador! Me quedo con esta frase que muchas veces me aplica… demasiadas » Estar todo el tiempo ocupados es una forma de huir de uno mismo»
Recordatorio de hacer un pausa de vez en cuando para reconectar contigo y asegurarte que vas por buen rumbo. 😉