
¿Cuándo ir con un Coach? Como con el médico, lo ideal es antes de que lo necesites con urgencia.
Ir con un Coach a tiempo es una de las mejores formas de prevenir conflictos futuros.
Teresa acaba de firmar un contrato que multiplicará el negocio de su empresa considerablemente. El aumento de responsabilidad y carga de trabajo se dan justo cuando su mano derecha se va de baja por maternidad. Está feliz claro, aunque preocupada por cómo gestionará ahora el tiempo, comienza a sentirse desbordada. Antes de verse atrapada por el estrés, prefirió solicitar ayuda para planificar el mejor modo de hacer frente al nuevo reto. Esta semana iniciamos un proceso de coaching ejecutivo para darle herramientas que le ayuden a sentirse segura y sacar el máximo beneficio a esta situación.
Es un gran ejemplo de como no es necesario que exista un problema u ocurra algo malo para comenzar un proceso de coaching. Lo mejor, cuando podemos prever un cambio, es tomar las riendas para no naufragar. No siempre podemos evitar la tormenta, pero siempre podemos prepararnos para navegar mejor mientras pasa.
Lo anterior supone: hacer un análisis de la realidad actual para tener claro de dónde partimos. Definir nuestra meta, qué deseamos que ocurra, dónde queremos llegar, lo que aspiramos conseguir y cómo nos sentiremos al lograrlo. Identificar las oportunidades para aprovecharlas al máximo y las posibles amenazas a efecto de evitarlas, contrarrestarlas o estar bien preparados para hacerles frente. Tener claro los recursos que necesitamos, verificando con cuáles contamos y cuáles tendremos que conseguir, dónde y cómo podemos hacerlo. Hacer el mapa que nos ayude a visualizar la ruta para llegar desde donde estamos, hasta donde queremos llegar, estableciendo plazos realistas para ello. Este mapa es lo que en coaching se denomina plan de acción.
En un proceso de Coaching se aprende a gestionar mejor el tiempo.
Con ayuda de un Coach, puedes aprender a gestionarte de modo que llegues a todo e incluso tengas tiempo para dedicarlo a ti y lo que más te gusta hacer. ¿Parece imposible? Te aseguro que es más fácil de lo que crees.
Cuando tienes claro lo que deseas conseguir y los pasos necesarios para lograrlo, resulta más fácil establecer tus prioridades. Definiendo exactamente tus prioridades y valores, puedes diferenciar lo importante de lo urgente, centrándote en aquello que realmente te lleva a donde quieres ir. Te das cuenta que muchas de las cosas que te mantienen ocupado son tareas prescindibles, aplazables o que puedes delegar. Otras pueden ser importantes, pero no alineadas con tu objetivo y lo que realmente necesitas para estar bien. Estar excesivamente atareado no siempre es señal de ir por el camino correcto. Esta es la razón por la cual puedes pasar el día haciendo mil cosas y terminar con la sensación de no haber hecho nada o sintiendo en el fondo descontento. ¿Te suena?
Puede ocurrir en tu trabajo, donde probablemente pasas demasiadas horas al día sin que ello repercuta en conseguir tus objetivos, mayor reconocimiento, mejor calidad de vida o sentirte bien contigo, generando insatisfacción. En tu casa, no paras de hacer cosas y parece que siempre hay algo más que hacer o alguien demandando tu atención, aumentando el estrés. O en tu vida personal y social, si sientes que entre el trabajo y tu casa/familia ya no hay tiempo para nada más, y esto ocasiona que descuides tu salud, tus intereses o que tus relaciones se resientan. Un Coach te ayuda a ponderar todas estas esferas de tu vida, de modo que en vez de entrar en conflicto se potencien unas a otras, aumentando la satisfacción, eliminando el estrés y mejorando tus relaciones.
Si te preguntas ¿cuándo ir con un Coach?, lo más probable es que ya lo necesites. De otro modo no valorarías la posibilidad.
Mi cliente pudo en una sola sesión darse cuenta de qué cosas eran más importantes, cuáles y a quién podían delegarse y cómo desea afrontar este reto de modo que maximice el beneficio. Trazó una estrategia para hacer crecer su negocio, mejorar sus habilidades directivas, y aprender nuevas formas de gestionar el cambio. Todo este aprendizaje seguramente le ayudará en futuros desafíos. También logró ver esta nueva situación como una oportunidad para fortalecer sus relaciones, tanto laborales como personales, apoyando a su empleada durante la baja, atreviéndose a confiar en nuevas personas para desempeñar esas tareas y comunicando asertivamente sus necesidades a su marido e hijos para sentirse, ella a su vez, apoyada.