
Amar en tiempos de pandemia es más urgente que nunca… y también complicado.
Los últimos meses muchas, muchísimas, personas han acudido a mí con dudas y problemas acerca de sus relaciones. Y no hablo exclusivamente de vínculos de pareja. El coronavirus ha afectado la forma en que nos relacionamos. Dentro y fuera de casa. Con nuestros seres queridos y también con desconocidos. Cuando estamos aislados y cuando nos aventuramos en las calles.

La vida sigue con y sin pandemia.

Cuando te aislas es fácil montarte una película en la cabeza y creer que es real.
A veces, esos dos escenarios parecen mundos aparte. Cuando estamos -voluntaria u obligatoriamente confinados- nos parece que, de cierta forma el resto del mundo también lo está.
Como si la vida de todos estuviera en pausa. A la espera de, no se sabe ya muy bien el qué. Luego, salimos a la calle y nos damos cuenta que, para un inmenso número de personas, la vida sigue. Acuden a sus oficinas, los niños van al colegio y a jugar fútbol o baloncesto, siguen ejercitándose en gimnasios, yendo al cine y al teatro, viajan, bares y restaurantes están llenos en la medida en que las restricciones lo permiten. No parece que estemos viviendo el apocalipsis que en el encierro tendemos a crear en nuestra mente. Lo único que nos recuerda que seguimos en tiempos de pandemia son las mascarillas que llevamos.
No voy a entrar a juzgar si lo anterior está bien o mal. El punto simplemente es destacar que: resulta demasiado fácil montarnos una película en la cabeza y creernos que es real. Cuando no salimos e interactuamos con otros, no estamos en el mundo, por tanto no hay forma de descubrir si lo que pensamos tiene fundamento o se ajusta a la realidad.
Los algoritmos de todas las plataformas en internet, buscadores, redes sociales, están diseñados para mostrarte el mundo que te gusta, para corroborar lo que ya de antemano crees. (O lo que a ellos les interesa que pienses.) Sigues a personas afines y cuando no te gusta lo que otros piensan, cuando sus opiniones resultan incómodas porque retan o ponen a prueba tu visión, resulta sencillo hacer que desaparezcan con un click. Fuera de la realidad virtual no es tan fácil.
Amar (en tiempos de pandemia) al prójimo es difícil cuando es muy diferente y estás en desacuerdo con él. Estos días nadie parece estar de acuerdo, por eso, es urgente el esfuerzo de ver las cosas desde el punto de vista del otro mostrando respeto, empatía y compasión.
El mundo es como es, pero para cada uno de nosotros, el mundo es como nos decimos que es.
¿Qué historia te estás contando respecto a amar en tiempos de pandemia?
Si te repites que: es imposible; es un rollo tener que aguantar a tu familia todo el día; no hay manera de conocer gente nueva; todo es extremadamente peligroso; mejor esperar a que ésto pase; estás solo o sola, eso es lo que vas a vivir, porque estarás condicionándote para que el mundo sea como lo cuentas.

Encuentras lo que vas buscando.
Te habrás dado cuenta que, cuando estás pensando en comprarte una chaqueta roja de pronto ves por la calle a todos vistiendo chaquetas rojas. O cuando estás embarazada ves montones de mujeres embarazadas. No es que hayan más, es que tu mente ahora está predispuesta a fijarse en ello.
Ya Mariana, pero te juro que yo salgo con todas las ganas de conocer a alguien y nunca pasa. ¿Y no te parece raro? Una cosa es lo que te dices que quieres o crees, y otra muy distinta lo que en el fondo realmente crees y quieres.
Otra frase que no paro de escuchar últimamente: ya le dije a mi pareja todo lo necesita cambiar para que la relación funcione ¡y no cambia! Le he puesto un ultimatum porque así no puedo seguir.
Y luego tenemos a los que se leen veinte mil libros, artículos, posts, no paran de ver videos en Youtube sobre cómo mejorar sus relaciones. Incluso aquellos que dan un paso más y acuden a mí o a otros coaches, terapeutas, psicólogos, con la actitud de que sea el profesional quien haga el trabajo de conseguirles lo que quieren. ¡Cómo si fuéramos genios con lámparas maravillosas!
¿El común denominador? Todos esperan que sea otro quien resuelva su situación o al menos les dé una fórmula secreta para tener relaciones estupendas.
El primer paso es tener claro qué esperas verdaderamente del amor en tiempos de pandemia.
El segundo y no menos importante: ¿qué poder te otorgas para cambiar o mejorar tu situación actual?
Un alto número de solteros tienden a imaginar que estarían mucho mejor en pareja. Que la pandemia sería más llevadera si vivieran con alguien o si tuvieran con quien compartir intimidad y momentos especiales. Los que están en pareja fantasean cómo sería su vida si pudieran disfrutar nuevamente de la libertad de la soltería. Imaginan una existencia llena de aventura, diversión, gente interesante a su alrededor y tiempo para alcanzar sus metas. Basta hablar con quienes llevan un tiempo intentando conocer a alguien con quien formar una familia o tener una relación estable y especial, para darse cuenta que en su vida no es extraño encontrar más frustración que dicha.

La única receta eficaz para mantener una buena relación es el trabajo personal.
¿Te das cuenta que el común denominador sigue siendo el mismo? Unos y otros buscan fuera, lo que sólo pueden encontrar dentro. En el primer caso, creen que al encontrar a esa persona especial, todos sus problemas quedarán resueltos. En el segundo, que si rompen con el otro, de pronto su vida será excitante y todo volverá a ser fácil. Lo cierto es que hay solteros felices e infelices y lo mismo podemos decir de los emparejados.
No es tu estado civil lo que determina tu felicidad, grado de satisfacción o valor, es el sentido que le das a tu vida, tu nivel de autoestima y cuánto eres capaz de disfrutar en tu propia compañía.
Y para eso no hay fórmulas ni recetas mágicas. Hay trabajo personal, paciencia y capacidad de resistir a la tentación de volver a relacionarte con gente tóxica o de hacerlo con la primera persona que se muestre disponible mientras aparece la persona correcta. El mensaje que te estás enviando -grábatelo bien por que este mensaje te impedirá tener relaciones sanas- es: mejor estar con cualquiera que conmigo.
Amar en tiempos de pandemia es complicado cuando estás en pareja.

El día a día en pareja requiere esfuerzo y mucha generosidad por parte de ambos.
Contrario a lo que los solteros piensan y a lo que Hollywood, Netflix y los Románticos nos hacen creer, la vida en pareja es menos contemplar atardeceres idílicos mientras bebemos un vino, caminatas por bosques donde nos metemos mano y murmuramos palabras de amor, reuniones con amigos interesantísimos y divertidos, escapadas a lugares mágicos y noches sin dormir hablando sobre nuestro brillante porvenir después de tener sexo salvaje, y más discutir por quién hace la cena, por qué nadie ha sacado la basura, a quién le toca hacerse cargo de los niños, cuánto aporta cada uno y por qué es tan difícil pasar un rato a solas. En otras palabras: las cosas de las que debemos hacernos cargo en la realidad cotidiana.
Las tasas de divorcio, que de por sí eran altísimas, están aumentando con los confinamientos. Las parejas han olvidado cómo relacionarse entre ellas. Llevaban años viviendo sus vidas hacia afuera. Ambos salían pronto a trabajar o hacer sus cosas, encontrándose por la noche, ya cansados, para cenar, ver un poco de tele y dormir. Fines de semana debían llenarse con planes y salidas. Los padres quedaban reducidos a meros gestores de las vidas de sus hijos, y éstos a su vez estaban desbordados con deberes y extraescolares. Vivían vidas paralelas cuando de pronto se han visto conviviendo encerrados 24/7.
Como toda situación extrema o crisis, la pandemia está poniendo a prueba las relaciones de pareja. Algunas saldrán fortalecidas y otras terminarán rompiendo.
Estar en pareja no quiere decir que no te sientas solo. No hay peor soledad que la que sentimos estando acompañados.
Lo que anhelamos de nuestra pareja es intimidad, conexión, comprensión, apoyo, nada de esto lo brinda la mera compañía.
¿Cómo hacer más llevadero el confinamiento en pareja?
Me gustaría que te quedarás con tres ideas básicas para que amar en tiempos de pandemia los fortalezca:
Uno: Normalizar que lo que estamos viviendo es una situación extrema.
Llevamos casi un año sin poder hacer muchas cosas que nos gustan y las que hacemos no son llevadas a cabo de la misma manera distendida de antes. No sólo es que tengamos unos niveles altísimos de estrés e incertidumbre por la pandemia, sino que nos han quitado las formas en que habitualmente lidiábamos con ello: reuniéndonos con amigos, abrazándonos, acudiendo a un gimnasio, saliendo a tomar algo, yéndonos unos días de viaje. Ahora todo sucede en el mismo lugar y con la misma gente.
Conciliar trabajando en casa puede ser más difícil que cuando vas a una oficina todos los días. Siempre hay alguna tarea del hogar pendiente que ocupa parte de tu atención. Por no hablar de si tu pareja está también trabajando desde casa y los niños haciendo homeschooling. Es entendible que, de vez en cuando, alguno o ambos se sientan desbordados y anden como gatos en reversa. Dense permiso para estar un poco neuras. Es momento de mostrar comprensión. Encuentren maneras de relajarse juntos. Si lo hacen bien, su conexión se hará invencible.

Aprovechen para hacer actividades que los hagan sentir conectados.
Dos: Sean generosos.
Por una parte, con sus interpretaciones sobre por qué el otro se está comportando de manera extraña o irritable. Piensa cómo harías si se tratara de un hijo pequeño. Seguro no asumirías que está haciendo berrinche porque te odia o quiere hacerte la vida imposible. Pensarías que quizá tiene hambre, sueño, se ha sobreestimulado, necesita mimos, haz eso mismo con tu pareja. También muéstrense generosidad en cuanto a no llevar cuentas de quién ha hecho qué o a quién le toca hacerse cargo, si ves que tu pareja necesita más ese tiempo que tú, toma la iniciativa. Son estos los detalles que realmente cuentan a la hora de demostrar tu amor.
Tres: Un buen matrimonio es aquel en que cada uno de los cónyuges se convierte en custodio de la soledad del otro.
Esta frase de Rilke es de mis favoritas. Todos necesitamos espacio personal para recargar y tener un «yo» que compartir con los demás. Ahora es más difícil encontrar un lugar y tiempo para cuidar de uno mismo. Asegúrate que tu pareja cuenta con ese espacio (obvio también tú) y comuniquen abiertamente sus necesidades.
Recuerden: debe haber un toma y daca sano en todo esto.
¿Encontrar pareja para amar en tiempos de pandemia es posible?
¡Desde luego que sí! Conozco a varios que, en lo que va de la pandemia han conocido -incluso durante el confinamiento, para algo existen las redes y apps- a su pareja. Algunos llevan más de una. Conocer gente es hoy día más fácil que nunca, a pesar de todas las restricciones.
Lo que necesitas preguntarte si quieres dejar atrás la soltería es: ¿para qué quieres una pareja?

Antes de buscar pareja ten claro qué y para qué buscas.
Si tu respuesta es para llenar un vacío, estás actuando desde la carencia o el miedo. Entonces no quieres realmente tener una pareja, por mucho que te vendas la idea de que sí. Lo que esperas es que otra persona llene espacios en ti, que únicamente tú eres capaz de satisfacer. Ocurre cuando lo que te motiva es: no sentirte solo o sola; tener con quien hacer planes los domingos o ir de vacaciones; una sensación de que tu vida cobrará sentido cuando le encuentres; tu rutina te aburre y quieres alguien que le dé chispa; el reloj biológico; demostrar a otros -o a ti- que sí que vales porque alguien te ha escogido; reducir costes de vivienda o tener ayuda. Ya sabes por dónde van los tiros.
Amar en tiempos de pandemia se antoja como antídoto a la depresión, aburrimiento, soledad, inseguridad. No es que anteriormente ello no motivara a más de uno, lo que ocurre es que habían más opciones para distraerse y parece (ojo, ahora) que encontrar aquella persona mágica era más fácil antes. Hablaremos más sobre el tema de encontrar pareja en un próximo artículo. Antes de entrar en él, es preciso que te sinceres sobre tu para qué, porque si proviene de alguna de estas razones es absolutamente indispensable hacer un trabajo personal previo.
Cualquiera que sea tu situación, decídete a amar en tiempos de pandemia. ¡Buena falta hace!